Recuerdo cuando con poco más de 15 años iba a entrenar con una cinta sonando en mi walkman con canciones variadas. Una de esas canciones se titula “Hasta los huevos” de un grupo salmantino llamado K-OS. Era de las que más me gustaba, pero pasó el tiempo y no volví a saber de ellos…
El disco empieza como un tiro tras una intro apocalíptica. “Hombres muertos” empieza inmejorablemente, con una guitarra poderosísima y una batería a ritmo descomunal. El problema es que esa sensación dura poco y enseguida el tema se hace repetitivo y pesado, sensación que se mantiene durante todo el disco.
Analizando más pormenorizadamente, el sonido del disco es francamente mejorable pero a haber sido grabado en los prestigiosos estudios Cube. Todo suena demasiado plano y predecible y con una voz que no está entre las punteras del género.
Se ve que tienen calidad y experiencia de sobra, y si suenan así es porque ellos así lo han querido, pero el hecho de que todo suene tan a piñón y que las canciones sean tan largas, muchas de ellas por encima de los 5 minutos, hace difícil escucharlo de un tirón.
Aun así hay buenas cosas como en “Cruces de madera”, donde se abandona ese sonido tan crudo, para jugar más con la melodía y dar mayor versatilidad a la voz o “La puta virgen”, con un fantástico riff que se mete en tu cabeza y una línea vocal muy conseguida.
Pero en general el disco se hace muy monótono y ninguna de las canciones destaca sobre el resto.
Además si analizamos las letras, tampoco es que sea un punto fuerte del grupo. Muy simples y muchas veces parece que hasta metidas con calzador.
A pesar de todo hay partes de algunas canciones como el estribillo de “Alambique Jhones” o la caña de “Muerte súbita” que hacen subir puntos a la nota media, pero en general, un disco bastante flojo. Esperemos que directo todo suene mejor y con más chicha, sino, y esto es mi opinión personal sólo, a trabajar más de cara al próximo.