La jornada final de la primera parte del Hellfest nos dejo la sensación que lo clásico aún tiene mucho que decir en donde bandas como Coroner, Korn, Runing Wild y como no los incansables Judas Priest, con su 50 aniversario nos dejaron una grata impresión del porque siguen siendo infalibles y parte importante en todo festival que se precie de ser serio. Incluso los mismos Lacuna Coil o más jóvenes Battle Beast, se dejaron notar y aún más, denotaron una gran energía sobre el escenario, en señal de que estos dos años de pandemia, las bandas necesitaban, como el aire para vivir, salir al escenario y compartir con los suyos.
Se notaba en cada banda, en cada escenario y mirada de los fieles asistentes, ese deseo de satisfacer sus gustos, sus artes, tras dos largos años de demora obligada mundialmente. Si algo rescatamos del domingo es que parece que la normalidad va posicionandose poco a poco en el ambiente y en el interior de cada uno de nosotros.
Judas Priest, nos dejo una actuación muy grata, muy en su estilo, dejándose la piel, como suele ser habitual y con un despliegue, si cabe sencillo, pero en donde lo importante, era su música, apoyados por un gran sonido, que esta vez si acompaño mucho más que su última actuación en Hellfest 2018.
Nos gusto mucho la actuación de Battle Beast temprano por la tarde, tanto en sonido como en temas elegidos, los míticos Coroner hacia el final del evento o la presencia del indiscutible Anselmo con Down. Gojira nos ofreció un gran set list, pero me dio la impresión que de la voz no se escuchaba en los temas iniciales.
Nos fuimos con la grata sensación para los que nos quedaríamos al segundo fin de semana, que esto apenas estaba empezando. Una percepción muy llamativa y que nos ofrecía también cierta paz y tranquilidad de no tener que salir corriendo a por el próximo bus o taxi hacia el aeropuerto, Ya tendremos tiempo de agitarnos, hoy tocaba dejarse llevar por las buenas emociones.