Eléctrico raigambre, idílica emoción, balanceos melódicos y un embriagador temperamento. Bajo esta impronta
Calaña edita
A Cal y Canto, su segundo trabajo discográfico, barajando la contundencia del
rock y el arraigo del
flamenco aderezado con pinceladas dispares para formar once cortes que rezuman vida propia. Una brillante tentativa que consolida definitivamente la promiscua conjugación de esencias y sentimientos de la banda navarra.
La historia de Calaña se forja en torno a la figura de Domingo Calzado, un pura cepa del flamenco casto ubicado en Pamplona. Un puñado de trazos poéticos fusionados con la solera de su guitarra fueron la base de Apología, el álbum debut del cantautor junto al Conjunto Istiércol. Poco tiempo después refundarían la propuesta con Calaña, reeditando Apología con la producción de Iñaki «Uoho» Antón y la edición de Muxik. En su puesta en directo compartirían cartel con bandas como Extremoduro, Andrés Calamaro, Los Delinqüentes o Raimundo Amador, sin llegar a cuajar en el respetable.
Las líneas compositivas han variado en esta nueva tentativa, recayendo su peso en todos los miembros de la banda, lo que ha propiciado una mayor riqueza y variedad de estilos y matices. Se extrae una férrea vocación eléctrica y coqueteos con el blues, el jazz o el country conservando la impronta del tinte calé. De las labores de producción se ha encargado Charlie Cepeda (Kiko Veneno, Las Niñas) y de grabación Guido Nisenson, realizando ambos junto a Juan Manuel Basavilbaso la mezcla. Un tándem que ha encontrado un equilibrio y una limpieza minuciosa dejando que cada instrumento fluya con total naturalidad y precisión dentro de la sólida combinación. Destaca la masterización de Ian Cooper en los estudios Metropolis de Londres. La discográfica Warner Music, junto a La Matriz Records, ha sido la encargada de las tareas de edición.
Los once cortes que componen A Cal y Canto tienen la capacidad de manar libremente sin clichés ni premeditaciones. Destaca la expresividad con la que se ha fraguado cada tema, dotándolos de la envoltura sonora que imploran los heterogéneos trazos líricos, así como la conjugación de guitarras recayendo la tarea rítmica para la flamenca y la solista para la eléctrica, con la estrecha vigilancia del bajo y el rigor de la batería, regalando fases para el lucimiento particular. Otras señas de identidad de Calaña es el cante jondo de Domingo Calzado, engrandecido por sinuosos coros, y los tenues acompañamientos de percusiones y teclados.
La pista inaugural ‘A Cal y Canto’ asienta la base ideológica del álbum, «cerrando herméticamente la etapa anterior» según definen los propios músicos, a través de una rumba cálida envuelta por los movimientos galvánicos. Por su parte, el single promocional ‘Me Tiren Los Perros’ se ciñe a los esquemas del rocanrol directo y veloz aderezado con dinámicos giros rítmicos y contagiosos estribillos. Con un enfoque intimista y un tempo suave se presenta ‘A Mi Las Pateras’, otro de los temas destacados, desgarrando vocalmente la situación de los inmigrantes e hincando el diente en el poder que legítima la situación.
‘Hojas Secas’, por su parte, se decanta por la contundencia melódica y las tonalidades árabes; mientras que ‘Cuarto Creciente’ lo hace por los aromas tropicales combinado con una base de rumba y fases solistas de guitarra, con una lustrosa letra que se decanta por la sencillez de formas y el embrollo léxico. ‘Trenzas Verdes’ es un relato doloroso del amor desaparecido ambientado en tonalidades crudas y vitalizado por una fase esperanzadora y vitalista. Aumentando el tempo topamos con ‘Negrita’ un rock descarado con aires countries; o la balada pasional ‘Hibernar’, con una penetrante vocal femenina incluida.
En definitiva, un trabajo imprescindible que da un salto cualitativo en labores técnicas a Calaña, el debut, y que prolonga el raigambre de Domingo Calzado esta vez arropado por el influjo del resto de músicos. La banda está inmersa en una presentación en directo que destila cercanía y clarividencia de ideas, la cual no debéis perderos. Resistir ante sus encantos, en este caso, es sinónimo de debilidad.