ARAGON DE FIESTA
The Bronson y la sala Oasis de Zaragoza se han convertido en los últimos tiempos en un binomio de éxito asegurado. Sin duda es la plaza fetiche para uno de los grupos de moda de la capital maña.
Prácticamente llenaron el pasado 7 de junio en este mismo emplazamiento, cuando presentaban su primer LP –y único hasta la fecha- «Greatest Hits Vol. II» y, en esta ocasión –con motivo del inicio de su nueva gira-, ni la afluencia ni la intensidad fueron menores.
No es casualidad, por otra parte, la creciente notoriedad que en lo inmediato está consiguiendo The Bronson; es preciso recordar, en este sentido, que recientemente han obtenido el premio a la «mayor proyección» en la gala anual de los «Premios de la Música Aragonesa» que organiza el colectivo Aragón Musical. Tampoco hay que olvidar que este concierto venía precedido por una potente campaña para la que la propia banda había realizado actuaciones a pie de calle para promocionar el evento.
Con estos antecedentes y con estas expectativas (sin obviar, por supuesto, lo más importante: la calidad de su primer disco, con el que por méritos propios se han colado en la primera división del funk-rock nacional) es más que comprensible que ya desde el principio de la noche, con la actuación de «Galimatias Band» –que posteriormente colaboró con los cabezas de cartel durante su show- Oasis presentase un aspecto inmejorable en lo que a público se refiere, que conforme se aproximaba la salida de The Bronson llegó casi al lleno de la mítica sala zaragozana.
Uno a uno fueron entrando en escena cada uno de los músicos, ataviados a cual más estrafalario –a las fotos nos remitimos-, con una temática indudablemente circense, para empezar su descarga de la música negra y el funk con clase, con carácter y sobre todo, con una reciprocidad empática para con su público que los lleva en volandas de principio a fin del concierto.
Earl Bronson –voz principal- es un showman en toda regla (tiene mucho de F. Mercury, hay que reconocerlo) no paró un instante en la hora y media larga de concierto que nos ofrecieron. No duda en bajar del escenario, correr y escenificar un papel casi cinemático, arengar a su público repetidamente, sin por ello –lo que resulta esencial- dejar en su segundo plano su concreta labor vocal en la banda.
Es indudable que se respira un ambiente insuperable en el seno del grupo y entre sus miembros entre sí. Y es de destacar en la labor sónica de The Bronson una base de batería y bajo (Bronson Junior y Joe Bronson, respectivamente) que suena arrolladora en directo. Y es que un grupo incuestionablemente funky sin una efectividad palmaria de batería-bajo perdería muchos enteros.
Es de destacar la fuerza y sobre todo el color de voz que Lorena García (corista) aporta en muchas de las interpretaciones. Definitivamente, sin esa aportación no se podría entender, hoy por hoy, la música de The Bronson.
En la, como digo, hora y media larga de directo, hubo tiempo de repasar casi en su totalidad su primer LP: destacando algunos hits extremadamente pegadizos como «We´re gonna party» o «White people can play funk», sin olvidar hacer mención a las meticulosas armonías de singles como «Hypnotized»; interecalando, asimismo, versiones por todos conocidas («Ghostbusters», «Pusher»…).
En definitiva, por lo visto la pasada noche, estamos ante una de las formaciones más prometedoras del género, habida cuenta de que tan sólo albergan un álbum en su discografia y las tablas de las que hacen gala en directo son ya, hoy por hoy, incuestionables.
Texto y Fotos: José Antonio Benavente