El pasado día 25 de enero, asistimos a la presentación del disco “La rutina del miedo”, el nuevo trabajo de El Último ke Zierre, que en la madrileña sala Penélope ofrecieron su espectáculo de arranque de esta nueva gira.
EUKZ conquista la sala Penélope
Con un ritmo frenético de producción y directos, y con el mismo espíritu irreductible de siempre, los de Burriana nos traen su decimoquinto álbum de estudio.
Cuando nos dirigimos a la sala, donde posteriormente tendría lugar el concierto, pudimos comprobar que los primeros impacientes ya se apostaban en los alrededores, y que a medida que la hora se acercaba la gente apuraba sus consumiciones para amontonarse en torno a la puerta.
Una vez dentro, parecía que no íbamos a ser demasiados, una ingenuidad sopesada de manera prematura. Se respiraba un buen ambiente, y los allí presentes ya habían comenzado a calentar motores para lo que se avecinaba.
Quizás un gran desacierto que suele darse en muchos conciertos de EUKZ es el hecho de no venir acompañados de teloneros, lo que provoca una espera demasiado tediosa hasta su aparición en escena.
Sin embargo, esto viene compensado por el motivo de que sus directos tienden a ser más bien extensos, y su setlist impensable para muchas bandas hermanas.
No obstante, a pesar de dicha espera, llegó el momento que todos estábamos esperando. Con el sabor amargo de un anterior concierto bastante accidentado, que por circunstancias ajenas al grupo obligó a la repetición de temas, el parón del concierto y demás inconveniencias, recibimos al Feo y a los suyos, con energías acumuladas desde su visita anterior.
El concierto comenzó con una batería de temas de su nuevo disco, como por ejemplo “Calma quisiera”, “Es mucho pan para un jornal” o “La alameda”, uno de los que sirvieron de adelanto de este nuevo trabajo antes de su lanzamiento.
Era el momento de escupir la rabia contenida, y no hay mejor canción que “Escupiré jodidos”, para recordar que aunque nos torturen a diario, nos levantamos de nuevo con fuerza renovada. Así, junto a este himno llegó otro, “Soldadito español”, que fue también acompañada hasta el final por el público.
Casi a la mitad del concierto, como aquel que dice, ya estábamos de “Vuelta al infierno”, y “Tus bragas” dejó un momento anecdótico para la posteridad, pues una chica del público aprovechó para subirse al escenario y regalarle al Feo unas bragas, que inmediatamente se puso.
“Altero mi cuerpo” vino única y exclusivamente para ponernos los pelos como escarpias, aunque no fuera ni la primera ni la última en hacerlo, y es que El Último ke Zierre, al margen de cualquier aspecto musical, tiene ese algo que con nada consigue engancharte, algo que no cualquier banda es capaz de conseguir.
Mientras sonaban “Insurgente”, “Hasta que pierda la voz” y otras piezas más recientes, como por ejemplo “La fiesta de los estómagos vacíos”, se iba acercando la traca final, algo que, aún con todas la canciones que sonaron, no dejó de parecer prematuro.
Y como veníamos augurando, con temas de la talla de “Fausto fue a la Habana”, “Vis a vis” y un siempre emotivo “No tengo miedo”, la velada fue tocando a su final, siendo “Tu perro” la elegida para despedirse, hasta la próxima parada en la capital.
Un directo potente, sorprendentemente largo, como suelen acostumbrarnos, que aunque deja con ganas de más, saben recorrer las páginas más brillantes de su discografía.
Deseamos a la peña de El Último ke Zierre mucha suerte con su gira, que les depare buenos momentos y que les traiga cuanto antes de nuevo hasta nuestra ciudad.
Texto:Gonzalo Millán
Fotos:María de la Fuente