Material nuevo después de 17 años o… más o menos, porque este trabajo está basado en sus grandes influencias del pasado. Rock y Blues a partes iguales, con la peculiar seña de identidad de Steve, jugando con la guitarra solamente como un buen músico puede hacer y con la voz de Sonny que le imprime un coraje y una personalidad única.
Lejos del sonido metálico, aquí nos encontramos con muy buenos temas que, si te gusta este estilo, te harán mover la cabeza. Son canciones para escuchar en un garito tomando un café (nada de cervezas ni muñequeras de pinchos) viendo a la banda en el escenario disfrutando con una música que les sale del corazón.
Aquí nos encontramos con grandes juegos vocales (esa forma de rasgar la garganta, típica del blues) es espectacular y los punteos certeros de las guitarras le dan un gran carácter profesional.
Ya desde el primer tema, “Hey Yeach” nos enseñan lo que nos vamos a encontrar en este plástico, que contiene diez temas auténticos, de gran calidad, que nos harán regresar al pasado, para escuchar una música que no ha pasado de moda y que indudablemente tendrá su público.
“Tramp” es uno de los cortes que más me ha gustado y creo que es precisamente en este estilo cuando los vocalistas se dejan la piel, mucho más que en bandas metálicas, pues saben imprimir el sabor de su esencia en cada pronunciación. Genial el sonido de la guitarra y la palabrería de Sonny.
El comienzo (un coro de murmullos) de “Sweet Soul Vibe” nos ofrece una canción lenta con la que puedes coger a tu pareja y conducir su cuerpo al ritmo que te marca la casa. Los punteos son interesantes, sobreponiéndose a los murmullos que regresan de nuevo.
Aquí tienes media hora de música repartida en varias canciones que no van a enseñarte nada nuevo y que puede ser el capricho de unos músicos ya veteranos. Espero que puedas disfrutar de él, yo por mi parte voy a ver si busco por ahí un poco más de caña y un sonido más… metálico.