La nada enmascarada propuesta revival de Niño y Pistola nos hace preguntarnos si el descrédito que este tipo de proyectos suscitan entre los críticos buscadores de novedades a toda costa está o no justificado. El trabajo, de entrada, no tiene nada – pero nada- de moderno. Es más, si no fuera por algún leve rastro de acento español, nadie diría que el disco está firmado en Santiago de Compostela el lunes 28 de enero de 2013.
La nada enmascarada propuesta revival de Niño y Pistola nos hace preguntarnos si el descrédito que este tipo de proyectos suscitan entre los críticos buscadores de novedades a toda costa está o no justificado. El trabajo, de entrada, no tiene nada – pero nada- de moderno. Es más, si no fuera por algún leve rastro de acento castizo, nadie diría que el disco está firmado en Santiago de Compostela el lunes 28 de enero de 2013.
En palabras del propio grupo, este álbum es un homenaje a la música de los años 60, en concreto a la obra de Stephen Stills, Neil Young, Robbie Robertson, George Harrison o Bob Dylan y otras tantas bandas como Creedence Clearwater Revival, The Band e incluso los británicos Fairport Convention. No encontrarán ustedes en el disco nada que se salga de estos patrones. Cómo no, la banda tiene su personalidad propia, que hace que de tanto en tanto podamos disfrutar del trabajo sin tener una inquietante sensación de dejà vu permanente. A esta sensación contribuye el uso de esos elementos tan característicos del rock tradicional americano que son el banjo y el pedal steel.
El carácter conceptual del álbum y el hecho de que todos los temas estén entrelazados para contar una historia tan genéticamente americana contribuyen a dotarle de un cierto tono épico, y también crepuscular, como en algún que otro western de Peckinpah o Eastwood. Esta historia de un trabajador que, harto del trato de su jefe, no duda en matarlo de un tiro y, consecuentemente, da con sus huesos en la cárcel para, tras diez años, regresar al lugar donde nació y enfrentarse a su pasado nos atrapa y nos traslada a un lugar lejano por su forma pero muy cercano por su significado. El acierto total del trabajo, que para los no anglófilos pasará desapercibido, reside en haber sabido reflejar el estado de ánimo que se vive en nuestra sociedad, de hartazgo y cierta nostalgia por lo que quedó atrás a través de una música atemporal, usando un código multirreferencial en el que es muy fácil zambullirse y nadar (esta conexión con el presente se hace explícita en el epílogo We’ve Had Enough, donde cada verso va cobrando especial relevancia hasta llegar a los “You know we’re gonna find the way / we’ll grab our weapons and we’ll fight you / you’ll be sorry for what we lost / we’ve had enough. Time’s gonna come.” – “Sabéis que encontraremos la forma / Cogeremos nuestras armas y lucharemos contra vosotros / Lamentaréis lo que perdimos / ua hemos tenido bastante. El tiempo llegará”)
Mientras escribo esta reseña, el disco ya ha dado dos vueltas en mi reproductor y no debo acabarla sin decir que su escucha es una verdadera delicia, que soporta cómodamente múltiples reproducciones y cada vez es más fácil apreciar la riqueza del conjunto y la minuciosa labor de composición de Manuel Portolés en cada tema. Esto me lleva a afirmar que la propuesta, lejos de ser criticable por la aparente falta de riesgo musical, es una valiente apuesta por adoptar un lenguaje totalmente ajeno a las raíces patrias y atraparnos con una historia universal, actual, emocionante y llena de razones para luchar. Thumbs up!
Tracklist:
- Deep In The Fall
- I Used To Drive A Truck
- Fifty Dollars In My Hand
- By The Grace Of God
- And Then The Rain Started
- Back In The Years
- Indian Song (Everything’s Burned)
- Follow The White Stones
- Box Of Brass
- We’ve Had Enough
Miembros
Manuel Portolés: Voz y guitarra eléctrica
Álvaro Álvarez: Bajo
Enrique Esmerode: Batería y percusiones
Ramón Martín: Teclado y voces
Arcadio Nóvoa: Guitarra acústica y voces