El nuevo Droopy (aquel dibujo animado que estaba en todos lados, ¿se acuerdan?) del metal y el hard rock, es sin dudas Michael Kiske, colaboraciones en discos ajenos, discos en solitario, proyectos como Place Vendome o el que se viene Unisonic, que aun no se editó, pero ya tuvo su presentación en vivo, y en el medio tenemos a este disco junto con la vocalista Amanda Somerville (Avantasia, y estuvo reemplazando a Simone Simmons en Epica por un tiempo), con composiciones a cargo de Matt Sinner (Sinner, Primal Fear), quien también produjo el material, Magnus Karlsson (Starbreaker, Primal Fear), y Sander Gommans (After Forever), más la participación en batería de Martin Schmidt (Leave’s Eyes) y Rami Ali y en los teclados tenemos a Jimmy Kresic (ambos de Voodo Circle).
¿Con qué nos vamos a encontrar? Un poco de metal melódico, “Nothing Left To Say”, “If I Had Wish”, “Arise”, “Devil In Her Heart” o el bonus “Set A Fire”, como los más claros ejemplos, pero también tenemos algo más cercano a lo que hizo Kiske con el gran proyecto Place Vendome como “Silence”, “Don’t Walk Away”, “Second Chance” o “A Thousand Suns”, aunque sin tener el mismo resultado. Hay lugar para una balada como “One Night Burning”, o probar con arreglos orquestales como en “End Of The Road”, de lo más destacado del álbum.
Este no es el primer disco a dúo que el sello Frontiers Records edita, anteriormente salió Allen/Lande, que tuvo una gran repercusión, aunque eran dos cantantes casi similares y costaba diferenciarlos, aquí no pasa lo mismo, ambas voces se distinguen a la perfección, Kiske es el que está un paso más arriba y parece conducir casi todas las canciones como voz líder, como si estuviesen compuestas para él. Somerville en muchos casos parece acompañar como una simple corista.
Seguramente si este disco lo hubiese cantado solamente Kiske, estaría escribiendo otra cosa, pero cuando te quieren vender un dúo, uno espera otro material, no solo una estrofa cada uno y cantar juntos el estribillo, sino encontrar canciones en donde ambos puedan fusionarse, me viene a la memoria aquella unión gloriosa de Glenn Hughes y Joe Lynn Turner (Hughes Turner Project), en donde esto que pido se daba a la perfección. Pero este disco parece más un apuro del sello en editar algo y aprovechar a un cantante como Kiske que esta de vuelta, en perfecto estado y con ganas de rockear, lo tuvimos tanto tiempo escondido y que hoy edite este disco intrascendente, no molesta para nada, es mas se puede disfrutar, tiene sus buenos momento, aunque no es lo mejor que hizo desde que volvió.
Diego Gonzalez