FRAIZER + SARAHLOUD | 26 Junio 2010 | Sala Barracudas (Madrid)

Fraizer

Una noche cargada de nuevas, viejas y suculentas sorpresas

No miento cuando digo que la curiosidad era, sin duda, la gran baza para asistir desde el inicio al concierto referido. Varias personas, sin relación entre ellas, esgrimieron durante la semana una serie de argumentos que concluían todos de manera similar: tienes que escuchar la voz de esta chica. Y así fue como nos acercamos al estreno en Madrid de SARAHLOUD y su jovencísima vocalista. Utilizando una referencia geométrica, estaríamos casi adentrándonos en una figura rectangular. Su altura y núcleo principal reside en el talento vocal de Sara y su puesta en escena; mientras que la base correspondería a sus tres mosqueteros.

Sarahloud

Sarahloud

El cálculo del área presenta un grupo con tantas perspectivas como caminos quieran escoger. La belleza de la voz de Sara encandila a más de uno, su capacidad para alcanzar diferentes alturas tonales, su adaptación estilística y su fuerza pueden recordar a voces como la de Raquel (FromHeadToToe) en su parte más salvaje, ‘No Matter What You Say’ podría ser el ejemplo, ‘Anouk’ o incluso la delicadeza de ‘Beth Orton’ mientras coquetea en inglés y español –servidor prefiere su vertiente anglosajona- con canciones propias y ajenas. De momento, su camino, estilísticamente hablando, no tiene un rumbo definido y algunos giros pueden distraer la atención del oyente en un concierto en el que dejó ver todas sus influencias musicales: rock, punk-rock, pop-rock, soul,…

Y tras ello aparecieron FRAIZER apenas dos meses después de su última aparición en Madrid. Esta vez llegarían adelantando la Navidad, en concreto la Epifanía, seis meses porque fueron la viva reencarnación, salvando las notorias barbas, de los Tres Reyes Magos. En su caso, oro, incienso y mirra fueron sustituidos paulatinamente en una noche de rock and roll de ese que huele añejo, a cuero raído, a sudor en un sótano, aquel rock que ya suena a clásico desde que silba el amplificador en ausencia de sonido. Una noche en la que el primer regalo sería su disco de 2008 «Con El Cielo En Los Pies».

La salida del trío residente en Barcelona fue fulgurante, sin dejarse ni un ápice de fuerza en sus interpretaciones. Quizás podríamos dividir el concierto en tramos según el eterno, pero siempre bien escondido que no vulgar plagio, retorno que diría Nietzche a sonidos y usos añejos de las seis cuerdas. Si bien, la tríada inicial (‘Mannish Boy’, ‘Sólo Tú’ y ‘A Decir Verdades’) viene de la mano del pedal wah-wah y la elegancia reminiscente siempre presente de Jimi Hendrix para a continuación embarcarnos en un viaje por derroteros alocados y salvajes, profundizando en la aceleración del rock y en la pesadez de unas estructuras capaces de sujetar con firmeza las idas y venidas de cuatro manos sobre dos mástiles de guitarra –y alguno de bajo- capaces de trasladarnos a denominaciones un tanto más australes.

Fraizer

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Mediado su concierto llegaría el momento de los pequeños grandes clásicos de Fraizer. ‘Fuego Eléctrico’ y ‘En Su Sillón’ sonaron realmente compactas en Barracudas, incluso se leyeron en algunos labios frases de las mismas («Está sentado en su sillón, está de pie bailando rock and roll»). El grupo ha ganado durante estos dos meses en la definición y pulcritud de un sonido ya trabajado que consiguieron extrapolar, a modo de según regalo de la noche, en su versión más violenta y salvaje hacia una versión de ‘No Respect’ de Extreme que no dejó indiferente a nadie, sobretodo al abajo firmamente, y que parecía pedir a gritos unas buenas patadas a la batería, amplificadores por el suelo y destrozo general de mástiles. Una delicia que espero aparezca editada pronto en cualquier formato, lugar o condición.

Tras recuperar un poco de aliento, la traca final vino compuesta en su mayoría de temas de su última publicación. Así desfilaron ‘Con El Cielo En Los Pies’ que le da título al album, la divertida ‘Funky Niger’, los coletazos guitarreros de ‘Así No Vale’ y un final apenas dubitativo en forma de ‘Croto’ que tras jugar con las letras que lo componen nos da la primera impresión del concierto de Fraizer: corto.

El tercer regalo de Fraizer esa noche fueron ellos mismos: como músicos, como personas, como amigos. La propuesta musical de Fraizer, aún basada en sonidos más que clásicos, apuesta por unos aires renovados y la gran fuerza de sus directos, una descarga electrizante que, al contrario de lo habitual, no paraliza los músculos ni congela las facciones faciales. Nuevas caras para un mismo rock and roll. Más pronto que tarde, un número mayor de personas de las asistentes a Barracudas moverán las caderas con estos chicos argentinos, otros cantarán, incluso habrá afortunados que aprovechen para recordar cuando los rockers no podían ver a los punks y redescubran que la música siempre ha formado parte de su vida a modo de banda sonora y ahora Fraizer vienen a enfatizar un momento del pasado… o a crear una nueva muesca imborrable en nuestra existencia donde el rock and roll no muera nunca.

Texto: Alejandro «Carrion»
Fotos: Teresa García