Crónica de Solstafir | 4 de noviembre | Sala Caracol (Madrid)

Crónica de Solstafir | 4 de noviembre | Sala Caracol (Madrid)

Según leí una vez, Islandia era el segundo país con más bandas de Rock y Metal del mundo en proporción a su pequeña población. Pero tengo que reconocer que conoceré tres o cuatro grupos nada más. Eso si, una de ellas es Solstafir que están en lo alto de mi lista de grupos preferidos. Se les podría catalogar como Post Rock, aunque son algo más, tienen esa magia que los hace diferentes. Ya tuve el placer de verles hace bastante poco en un festival y me quedé con las ganas de ver el el sonido y el espectáculo que tienen preparado en una sala. Así que el 24 de noviembre era la fecha en las que se me desvelarían las dudas. Y el escenario no podía ser otro que la Sala Caracol, donde últimamente he visto algún concierto más que impresionante.

Llegué a tiempo y me sorprendió la inmensa cola que había para entrar. Más larga que otras veces, al otro lado de la calle, se encontraba el gigantesco autobús de gira de los islandeses, que no se andan con chiquitas y mostraban todo el poderío que tienen. Los horarios fueron bastante puntuales y como confirmaron unos minutos después, se había colgado el Sold Out de entradas. Lo cual me alegra bastante, bien merecido.

Los otros islandeses del cartel Árstídir salían muy felices y agradecidos al escenario. Con un formato acústico con tres guitarras y un teclado, comenzaban a entonar sus canciones con un juego a tres veces bien trabajado. Aunque su cantante principal Gunnar Már Jakobsson me sorprendió con esa voz tan cálida y melódica. A priori parecen poca cosa, pero con una base sutil pero constante de electrónica y las capas empalmadas de las guitarras y voces, hacen canciones muy ambientales e intensas que dejaron al público hipnotizado durante todo el concierto que no paraba de aplaudir entre canción y canción. Alguna de las canciones que tocaron fue Shades, Things You Said, Sister o You Again. Muy buena manera de empezar, con un grupo bastante diferente a lo que vendría luego. Tal como vinieron se despidieron con sus rojizas caras y su enorme sonrisa. Los volvería a ver, creo que queda suficientemente claro lo que me pareció su actuación. Solo me falta mentar las perfectas luces de la sala, y el gran sonido que envolvía la sala.

A diferencia de otras veces, hoy no sacaban el telón a pasear entre grupo y grupo. Pusieron una especia de árbol con tres micrófonos. Dos a una áltura normal y otro más bajo. Ya le había echado un ojo antes, pero no estaba seguro de que era exactamente. Poco tardaría en comprenderlo todo al ver la increíble actuación de Amalie Bruun, cantante de Myrkur. Os pongo en contexto, en el escenario perfectamente colocados estaban el guitarra y el bajista, tapados con una capucha y manchados por algo negro por los brazos y la cara, dándoles un aspecto intimidante. Impasibles tocaron el concierto, mientras Amalie bailaba y se movía por el escenario a sus anchas, dando muestras de su increíble voz. Usaba un micrófono para las voces melódicas y otro con una gran reverb para los potentes growls. Myrkur junta diferentes elementos. Por un lado está el metal moderno, con ciertas influencias de Black en los riffs y por otro lado está la parte de Folk nórdico tradicional que transmite la voz y que dejó boqueabiertos a más de uno de los espectadores. Muy buen show y la manera de intercalar las diferentes facetas del grupo. En un momento te encontrabas a Amalie con una guitarra tosca y definitivamente, heavy. Como de repente, sostenía algún instrumento de percusión tradicional de las tierras del norte (Ahí el micrófono de abajo), o simplemente se acercaba a cantar dulcemente al público, mientras actuaba sus posturas y movimientos. Maredit fue la canción, con el gorgorito inicial que ya capto la atención de todo el público. También sonaron Elleskudt, el single Skadi y Onde Born.

Para terminar, era el turno de Solstafir. Que habían colocado barras led y bombillas incandescentes por todo el escenario para dar una bonita escena a su música. Siempre me han transmitido mucho frío y soledad (pues lo que debe ser Islandia), pero el concierto fue todo lo contrario, cercano y cálido. Silfur- Refur era el tema encargado de abrir y que fue continuado por uno de los temazos de la noche, Otta. Algo que siempre me ha gustado de los islandeses, es su paciencia a la hora de alargar los temas, no tienen ninguna necesidad de acabar las canciones rapidez, haciendo que los temas vayan evolucionando poco a poco. Mucha intensidad en la instrumentación y esa voz rasgada que muchos intentábamos corear. Aðalbjörn Tryggvason dejó muchos detalles, desde un mensaje sobre el peligro de las drogas, hasta el más humano, que fue de dar un beso y aplaudir a una de las chicas de la primera fila que se había emocionado en una de las canciones. Lagnaetti y Fjara también eran temas que no podían faltar en su setlist. Increíble el sonido del Rickembake y la batería que marcaba a todos. Me gusto mucho el detalle de las bombillas y el efecto que daba, sobretodo una que tenía colocada horizontalmente al lado del micro y que iluminaba su cara, dejando prácticamente a oscuras el resto. Goddest of the Age fue el trallazo con el cerraron la noche. Y aunque el público aun teníamos ganas de más, todos sabíamos que esto tenía un fin.

Me tocará esperar a la próxima vez que vengan, pero ya te digo que no faltaré a la cita, de estos cowboys de la nieve, que con sus botas de cuero y sus guitarras hicieron vibrar la Sala Caracol con una fuerza, que costará olvidar.

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