Mr Black hace repóquer con su nuevo álbum Forajido, con elegancia, arrambla con el dinero que hay en la mesa y se larga a golpe de espuela dejando tras de si un bar en silencio, los ecos de una tarde humedecida de licor y los ojos irritados por el humo condensado del tabaco. Señales inequívocas de que todo lo que hemos vivido es, nada más y nada menos, auténtico.
Ser un delincuente a la fuga no mola. Escaparse de la justicia conlleva una vida de huida e infortunios que pocos están dispuestos a soportar. Ser un forajido es otra cosa. Los forajidos se convierten en leyenda porque sobreentendemos que escapan de la injusticia y deciden llevar una vida solitaria luchando por causas tan perdidas como la suya propia. Los imaginamos cabalgando velozmente a lomos de un caballo a través de míticos paisajes desérticos. Algo parecido nos pasa con los ladrones. Les odiamos y gritamos “¡al ladrón!” a la mínima que sospechamos que pueden ser apresados por la autoridad. A los bandidos, muy al contrario, les perdonamos sus faltas y nos causan simpatía y hasta admiración. En un momento en que nos encontramos rodeados de delincuentes y ladrones de guante blanco, aferrarse al romanticismo de forajidos y bandidos en busca de la gloria o la perdición sacados de una película del oeste de Sam Peckinpah es hasta reconfortante.
Ocurre que esta película deja un regusto extraño que obliga a sucesivos visionados para disfrutarla en toda su extensión. Musicalmente (debería decir melódicamente) impecable, acertadísima en la instrumentación y de fotogramas por momento llenos de luz y belleza y por otros de melancolía y pesadumbre, Forajido es mucho más que una visión del oeste americano hecha desde la península ibérica. La aventura en solitario de Mr Black transmite a las claras pasión en vena y fuerza indómita a pesar de ofrecer una selección de episodios en acústico que invitarían a primera vista a esperar un disco íntimo e introvertido. Pues nada de eso.
A tu salud, Amigos en el bar, Hey Hey Blues ofrecen la cara más desenfadada del viaje, pero las verdaderas pepitas de oro aparecen en el cedazo si queremos meternos en la película, nos arremangamos y sumergimos las piernas en las aguas para tamizar la tierra en el helado lecho del río. Sin esa implicación, el oyente no será capaz de percibir la magnífica letra de Bandidos sin rumbo, el fuerte olor a far-west de la guitarra y el pedal-steel en Quizá luego o Sin billete o los sobrecogedores coros en Detrás del sol. ¿He hablado de un viaje? Pues sí, el tema así llamado, El viaje, marca el The End, que no es happy ni unhappy, sino todo lo contrario. El tren para en la estación pero “aún quedan fuerzas para la emoción” y unas millas más adelante hay más estaciones, con otros pueblos y otros bares y un establo en el que hacerse con un caballo para poner tierra de por medio rápidamente si, como buenos forajidos, no somos bien recibidos.
Mr Black juega sus bazas en este viaje lleno de polvorientos caminos, ropas sudadas y viejos salones malolientes de whisky y gana cada una de las manos. Carlos Gómez Floriano lleva desde el 2006 adoptando la personalidad de Mr Black después de haber pasado por varios grupos como Ciudadano López o The Postmen Band entre otros. El country-rock de los 70 de Creedence Clearwater Revival, Allman Bothers Band o The Flyin’ Burrito Brothers, el blues de Leadbelly o Stevie Ray Vaughan o Muddy Waters y el ejemplo de grandes nombres como Crosby, Stills & Nash, Bob Dylan, John Martyn o Tom Petty están sobre el tapete de juego. Mr Black hace repóquer con su nuevo álbum Forajido, con elegancia, arrambla con el dinero que hay en la mesa y se larga a golpe de espuela dejando tras de si un bar en silencio, los ecos de una tarde humedecida de licor y los ojos irritados por el humo condensado del tabaco. Señales inequívocas de que todo lo que hemos vivido es, nada más y nada menos, que auténtico.
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Tracklist:
- A tu salud
- Amigos en el bar
- Bandidos sin rumbo
- Quizá luego
- Fen
- Hey, Hey Blues
- El barrio
- Dos niños
- La cocina
- Detrás del sol
- Sin billete
- Viaje